«¡Qué feliz sería el que pudiera escribir un libro así!», pensé, «¡cuánto trabajo tenía por delante! Para dar una idea de esto, es de las artes más elevadas y diferentes de las que deben tomarse prestadas las comparaciones; Porque este escritor, que, además, haría aparecer los lados opuestos de cada personaje para mostrar su volumen, tendría que preparar su libro minuciosamente, con un perpetuo reagrupamiento de fuerzas, como una ofensiva, soportarlo como una fatiga, aceptarlo como una regla, construirlo como una iglesia, seguirlo como un régimen, vencerlo como un obstáculo, conquistarla como amistad, sobrealimentarla como a un niño, crearla como un mundo sin dejar de lado esos misterios que probablemente sólo tienen su explicación en otros mundos y cuyo presentimiento es lo que más nos conmueve en la vida y en el arte. Y en estos grandes libros, hay partes que solo han tenido tiempo de ser esbozadas y que probablemente nunca se terminarán, debido a la magnitud misma del plan del arquitecto. ¡Cuántas grandes catedrales quedan inacabadas!" Marcel Proust, El tiempo recobrado.