Gustave Courbet
Nacido en el Franco Condado, en el seno de una familia de terratenientes, Gustave Courbet fue educado en los principios de Voltaire y de la República. En la capital francesa estudió a los grandes maestros en el Louvre y se relacionó con el mundo de la bohemia intelectual. Las tres obras que presentó en el Salon de 1851, Los picapedreros de 1849 (destruido en 1945 en Dresde, Galerie Neue Meister), Entierro en Ornans de 1849-1850 (París, Musée d’Orsay) y Los campesinos de Flagey de 1850 (Besançon, Musée des Beaux- Arts et d’Archéologie), revelaron la consolidación de su estilo realista y causaron un fuerte impacto en el público por ser la primera vez que el pueblo llano era elevado a la categoría de arte. Para Courbet, el arte debía derivar de la observación objetiva del natural, y propugnaba un realismo anticlásico, antirromántico, antiacadémico, progresista y social. A mediados de la década de los cincuenta, Courbet se dedicó en menor medida a los temas sociales y comenzó una etapa en la que se centró en representar paisajes y escenas de caza, junto a buen número de retratos y desnudos. El Franco Condado, su tierra natal, se convirtió en su principal fuente de inspiración.